domingo, 24 de agosto de 2014

Las TIC al servicio de las zonas rurales

Publicado originalmente en la Edición Núm. 76 de la Revista Velaverde.

La idea de que las Tecnologías de la Información y Comunicaciones (TIC) pueden funcionar como factores de cambio y desarrollo para las zonas agrarias y marginales del Perú ha tratado de ser aplicada por los últimos gobiernos con resultados, en general, limitados.

ESCRIBE: ING. LECH PAVEL BARRUETA ARIZÁBAL

Y no es que las TIC no puedan ser herramientas válidas para este tipo de entornos. Así, podemos nombrar a las soluciones desarrolladas por los Ministerios de Agricultura y de las TIC de Colombia: Celuagronet (servicio de mensajes de texto-SMS) y Agroprecios/Agroclima (aplicativos móviles). Estas brindan a los agricultores colombianos informa­ción de utilidad para su actividad.

También vale la pena mencionar a M-PESA, un sistema que permite a aquellas personas que no tienen acce­so al sistema financiero poder realizar transacciones monetarias a través del teléfono celular. Se inició en Kenia y ha expandido sus servicios a varios países de África y Asia.

Comparando estos proyectos con los realizados en nuestro país, nos damos cuenta de que la principal diferencia es que en el Perú usual­mente el trabajo se ha orientado ha­cia la infraestructura y la conectivi­dad, olvidando otros elementos igual de fundamentales:

a. Desarrollo de servicios y conte­nidos que utilicen la infraestructura desplegada.
b. Capacitación para el aprovecha­miento de toda la plataforma.
c. Participación de los usuarios fi­nales para identificar sus necesidades (si las hubiera).

Al final, después de toda la in­versión hecha, terminamos con los “beneficiarios” que no pueden o no saben utilizar la tecnología que tie­nen a la mano. Ni se reduce la brecha digital ni menos aún se consigue un mejoramiento en la vida de los “bene­ficiarios”. El Plan Huascarán de Ale­jandro Toledo o Una Laptop por Niño de Alan García son buenos ejemplos de lo señalado.

Poniéndolo más claro, para una correcta y sostenible aplicación de las TIC en estas zonas tan complicadas de nuestro país se requiere que las au­toridades lleven a cabo una completa estrategia de difusión, trabajando con la empresa privada, las universidades, etc. y que traten a las TIC como he­rramientas que puedan hacer la dife­rencia y no como simples medios para obtener buenos y efímeros titulares en la prensa.

Queda por ver si el proyecto estre­lla de turno, la intención del Gobierno de Humala de utilizar el dinero elec­trónico como “instrumento de inclu­sión financiera”, significa un cambio en lo visto hasta ahora. Sinceramente, no hay espacio para el optimismo.

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